A raíz de lo anterior, me di cuenta que mi país y el mundo me necesitaban para cumplir con la vocación que se me fue asignada, ser la primera maestra en la vida de un ser humano, un niño que empieza a formarse en una sociedad y a la que le servirá en un futuro. La decisión la tomé hace dos años, cuando me encontraba en grado décimo y desde ahí he venido pensando que mi oficio y mi labor, tal vez, no sean lo que las demás personas de tu alrededor piensan como algo “aburrido”, sino que por el contrario sea muy enriquecedor para mi vida, sobretodo porque cada niño que pasa por tu vida te deja una gran enseñanza y muy seguramente nunca lo olvidarás.
Pasarán algunos años en los que me iré formando como maestra, pero hoy desde el primer día de clases quiero tener una idea bien formada sobre mi tesis y la argumentación que año tras año le iré dando. Siempre me he preguntado, ¿cómo aprender un segundo idioma desde tan pequeño, sin ni siquiera lograr desarrollar mi lengua materna? ; ¿cómo lograr hablar, leer y escribir una segunda lengua en un contexto no bilingüe como el nuestro? Unido a esto el no logro de propósitos como el de pretender una ciudad bilingüe como se suponía en el plan Decenal de educación para el 2010 meta bastante utópica máxime cuando no se evidenciaron esfuerzos por fortalecer esos procesos en los pequeños que inician su proceso de formación y que aún hoy continúan sin clases de una segunda lengua. Estas preguntas podrían ser los hilos conductores que me permitirían indagar e investigar durante el transcurso de mi carrera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario